Sin embargo, la decisión del Gobierno argentino no vino aparejada con el pago de USD 503 millones por un vencimiento de intereses de bonos Globales, por lo que al expirar el período de gracia Argentina cayó otra vez en default selectivo. El noveno de su historia. ¿Esta vez es distinto? A diferencia de las personas, no todos los defaults fueron creados iguales.

A diferencia de otras cesaciones de pago, una voluntad política del Gobierno para cerrar un acuerdo parece mitigar el impacto negativo que cualquier default podría tener. El grupo más importante de bonistas declaró que si bien el evento configura una cesación de pagos, “Argentina ha expresado una intención de involucrarse con los acreedores para tratar de encontrar una solución comprensiva”.

“Las acciones hablan más fuerte que las palabras,” remató, observando que en el último mes no hubo “virtualmente ningún acercamiento sustantivo” con los acreedores por parte del Gobierno. Sin embargo, durante el fin de semana trascendió la noticia de una mejora de la oferta por parte del Gobierno argentino.

En las últimas dos semanas, los papeles argentinos reaccionaron positivamente a los acontecimientos, con subas de entre 10 y 30% en los bonos al despejarse la posibilidad de un “default desordenado”.

Alberto Fernández dijo que “está cerca de resolverse el tema de la deuda”. Sin embargo, más allá de las perspectivas favorables, Argentina se encuentra nuevamente en default. La calificadora de crédito Fitch avisó que se apresta a rebajar la deuda a un escenario de default parcial, mientras que Moody´s ubica al país en “Ca”, el anteúltimo rating en una escala de 22 peldaños (infiriendo un default inminente). S&P Global, por su lado, ya ubicaba al soberano en default selectivo desde abril, cuando restructuró deuda en USD bajo ley local.

Bolillero infame: noveno default en la historia económica argentina

Diez países con mayor cantidad de defaults del soberano en la historia económica mundial, previo a la última cesación de pagos argentina.

Fuente: The Economist, Infobae.

Argentina redondea de este modo el noveno default de su historia, a 6 años del default técnico del 2014 durante el gobierno de Cristina Kirchner y a 19 del celebrado default del 2001, el más grande de la historia económica global en ese momento (USD 145.000 millones).

Existen, sin embargo, diferencias con los episodios anteriores.

Monto. El último 22 de mayo venció el período de gracia por un pago de USD 503 millones. El servicio correspondía a apenas tres bonos, y el monto representa apenas un 0,75% de la negociación que lleva adelante Guzmán por USD 66.500 millones. Si se toma toda la deuda pública, por USD 323.000 millones, apenas vale por un 0,15%.

Voluntad de pago. En las últimas semanas, y luego del fracaso de la primera oferta, se dilucidó una incógnita que hasta entonces no estaba clara. La existencia de voluntad de pago por parte del gobierno argentino. En alguna medida el aumento en el precio de los bonos refleja esta “novedad”.

Fragilidad económica. A diferencia de la restructuración de 2005, el precio internacional de las materias primas está afectado por la pandemia del coronavirus y lejos del ciclo benigno de entonces. La vulnerabilidad macro se exacerba por años de estancamiento económico, déficit fiscal crónico e inflación estructural. A su vez, el impacto de la cuarentena sólo deteriora el cuadro económico, con una caída de 11,5% en la actividad en marzo.

En marzo, sólo 10 días de cuarentena fueron suficientes para una contracción de 11,5% en la economía

Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) para Marzo y Ciclo 2013-2020, interanual.

Fuente: INDEC.

Contexto global de emisores en apuros. Por la pandemia y los colosales esfuerzos fiscales para atender necesidades de la población, es esperable varios soberanos y corporativos se sumen a la lista de deudores en problemas.

Composición de los acreedores. Una última diferencia con episodios pasados está, a su vez, en el universo de los acreedores. A diferencia de defaults anteriores como el de 2001-2002, esta vez el grueso de la deuda externa se encuentra concentrada en unas pocas manos, todas de gran peso en el mundo de las finanzas internacionales.

Este no era el caso en 2005, donde la alta atomización de tenedores y la ausencia de nuevas cláusulas contractuales presentes hoy en los bonos emitidos post 2016, dificultaba el proceso de negociación y de construcción de mayorías.

Ahora se conocen tres comités de gran tamaño. Ad-Hoc Bondholders Group (Blackrock, Ashmore, Fidelity y T Rowe Price), Bondholders Group (Argentina Creditor Committee y Fondos Fintech, Gramercy) y Exchange Bondholders (bonistas del canje de 2005).

Sólo el primer grupo tiene en su poder USD 16.700 millones o 25% del monto que se está negociando. Queda claro que acercar posiciones con estos grandes fondos de inversión es condición necesaria para un acuerdo.

En este contexto, la brecha entre la postura del Gobierno y la de los bonistas no parece insalvable. Si bien el Guzmán comunicó que hay aun “diferencias importantes”, ambas partes parecen ir moviéndose hacia el medio. Trascendió durante el fin de semana que el ministro Guzmán realizó una mejora en su oferta.

La propuesta inicial del Gobierno argentino, que fue ampliamente rechazada, tenía un valor presente neto estimado en el orden 40 USD. Las contraofertas de los grupos de acreedores se ubican más cerca de los 60 USD. Podría haber un punto en común en el medio. La nueva oferta de Guzmán dejaría el valor presente en torno a los 45 USD.

Eso sí, las contrapropuestas de los bonistas contemplan un año período de gracia en vez de tres y un cupón de interés promedio que duplica el que había propuesto el Gobierno, en torno a 5%.

¿Existe riesgo de aceleración de la deuda? Una o más contrapartes que superen el 25% de una emisión y por efecto del “cross default”, podrían pedir la “aceleración” de sus acreencias por el defecto en los pagos del 22 de abril pasado de USD 503 millones. De momento, la voluntad negociadora de las partes identificadas permite aminorar este riesgo.

Recomendaciones de inversión

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